Alejándonos de la capital, buscando algo con lo que alterar nuestra rutina, aprovechando el puente comunero, nos acercamos a Pereña de la Ribera para ver el Pozo de los Humos desde lo alto, hasta donde nuestro coche nos permitió llegar, no íbamos precisamente ligeros de equipaje; dos niños y la abuela. Salimos de Salamanca tarde, sobre las 12:30 y con 20 grados de temperatura.
Recuerdo mi primera excursión a estos parajes, buscando las pinturas rupestres siendo niño; siempre me gustó bajar en bicicleta hasta el puente de Pereña, no las encontramos. Fué mucho después en otra excursión con D. Gregorio, el párroco, cuando las vi por primera vez, y por última hasta el momento.