miércoles, 19 de diciembre de 2012

Biografías de Matilde Cherner Hernández y Alfonso Hernández Catá: Tía y sobrino. El mismo Hernández


Matilde Rafaela Cristina Cherner Hernández, tal cual reza su partida de bautismo (1), nació el 17 de marzo de 1833. En su obra,  que muchas veces firmaba con el seudónimo de Rafael Luna, cultivó todos los géneros literarios: novelas, obras teatrales, poemas, biografías y artículos de prensa. Sabía latín y francés. Mujer culta y transgresora, ávida lectora, amante de la música clásica; de espíritu crítico y adscripción política republicana federal inquebrantable. Adelantada a su tiempo, fue una de las primeras escritoras comprometidas con los derechos de la mujer. Matilde era hija de Juan Cherner Luna, natural de San Fernando (Cádiz) y Antonia Hernández Durán, natural de Aldeadávila de la Ribera. Abuelos maternos Manuel Hernández Berrocal e Isabel Durán.

Ildefonso Ceferino Bautista Hernández Catá, tal cual reza su partida de nacimiento (3), nació el 24 de Junio de 1885. Ildefonso Hernández-Catá (Alfonso para las letras), es el escritor más universal que ha dado Aldeadávila. Está considerado como uno de los mejores “cuentistas” en lengua castellana. Su padre Ildefonso Hernández Lastras, militar destinado en Cuba y que alcanzó el grado de teniente coronel del ejército español, había querido que su primer hijo varón naciera en su misma cuna: Aldeadávila. Abuelos paternos Dionisio Hernández Durán y María Lastras González. Bisabuelos paternos Manuel Hernández Berrocal e Isabel Durán.

Matilde era tía segunda de Alfonso. La madre de Matilde: Antonia Hernández Durán y el abuelo paterno de Alfonso: Dionisio Hernández Durán eran hermanos. Cuando Matilde murió aún Alfonso no había nacido. Ambos se forjaron a sí mismos como escritores en Madrid y ambos murieron en tristes circunstancias. Cuenta la nieta de Alfonso (4a) que cuando éste iba camino de la residencia del presidente de la República en Madrid a presentar sus credenciales como Ministro Plenipotenciario de Cuba pasó en la Plaza de Oriente junto a un banco que había a los pies de la estatua de Dña Urraca (6) y recordando los años en los que le tocó pasar hambre y frio entabló en sus pensamientos conversación con ella y le dijo: “ ¡Soy el mismo Dña Urraca, y guárdeme ese lecho de mármol, que algún día, a lo mejor, vuelvo a ocuparlo¡

Matilde Cherner, pese a su empeño, no consiguió ver representada en el teatro ninguna de sus obras, en el anecdotario de Matilde incluimos esta nota que encontramos en el  diario madrileño La Discusión en marzo de 1873 haciéndose eco a su vez de una información aparecida en La Correspondencia de España:

A última hora., y cuando ya terminábamos nuestra revista, hallamos en La Correspondencia de España un comunicado firmado por la apreciable escritora Sta. Matilde Cherner, que textualmente dice así: «El drama que con el título Don Rodrigo se estrenó anoche en el teatro Español, es un arreglo de otro mío que con el título de La Cava he presentado a la empresa de dicho teatro.» Sí el hecho es cierto, como la Sta. Cherner afirma, nosotros protestamos contra semejante abuso, y esperamos que el Sr. La Serna no dejará de aclarar este punto negro que aparece en su obra y que amenaza en volverla contra él.

Poco tiempo después, en mayo, apareció en el número 32 de La Revista de España lo siguiente:

El autor del drama Don Rodrigo siguió con cierta señorita, Doña Matilde Cherner, en los periódicos de Madrid, una animada polémica acerca de la paternidad de
dicha producción. Por fin apareció plenamente demostrado que el joven poeta D. Agustín Fernando de La Serna, autor del drama Don Rodrigo, había escrito su obra sin conocer la existencia del titulado La cava y debido a la señorita Cherner.
En el del Sr. La Serna se trata de un hecho ó varios hechos históricos tan conocidos
que el drama no pudo ofrecer gran aliciente de novedad.

Matilde, cuya abuela era hija de madre soltera, tuvo como madrina de bautizo a Matilde Caballero Barreña religiosa de Aldeadávila en el convento de Sta. Ursula que hizo las veces en nombre de Dña Gertrudis Cherner. Anecdóticamente la última publicación de  Matilde Cherner: Miserere de Doyagüe levantó polvareda pues ficciona sobre el enamoramiento de Doyagüe, (1755 – 1842, sacerdote y compositor salmantino, maestro de capilla de la catedral de Salamanca y profesor de música en la Univ. de Salamanca) con una novicia del convento de las Úrsulas.

Este precioso toral de la Calle Poza ha sido bautizado recientemente como “Rincón de Matilde Cherner”, desconozco si en una de estas casas nació o vivió la madre de Matilde.

     






Matilde colaboró en prensa con La Revista Salmantina donde escribió sus primeros poemas y con el Federal Salmantino. En cabeceras de Madrid colaboró con El Tiempo, La Epoca, La Revista Española y La Ilustración de la Mujer.
Entre las novelas publicadas destacan  Las tres leyes, Novelas que parecen dramas, Ocaso y aurora, y la obra más compleja, María Magdalena donde narra las memorias de una prostituta. Entre las obras de teatro destacan Don Carlos de Austria y La Cava.  

En los últimos años muchos investigadores se han ocupado de la obra de Matilde Cherner: María de los Angeles Rodríguez Sánchez del CSIC, Pura Fernández de la Univ. de Alcalá, Consuelo García Flecha Univ. de Sevilla han escrito sobre ella recientemente. Pura Fernández en su libro Mujer Pública, vida privada. Del arte eunuco a la novela lupanaria, sobre Matilde Cherner escribe:

Pero para trazar la historia de la escritura desatada femenina en el siglo XIX se debe hablar de la autora Matilde Cherner (1833-1880), que se adentra en los procelosos márgenes de la novela lupanaria, terció en la polémica acerca de la condición social de la mujer y asaltó la esfera de la escritura pública desde el análisis de la conducta privada; esto es, enjuició la moral sexual y la higiene social a través de las vicisitudes de una joven que termina prostituyéndose, María Magdalena, en la novela homónima aparecida en Madrid en 1880.
Como señala Ángeles Rodríguez Sánchez, la sorprendente obra obtuvo el silencio crítico, como sucederá con otras novelas lupanaria (1998:374), actitud que se suma a otros rechazos más explícitos hacia la obra literaria de Cherner, que ya había visto censurados dos dramos históricos, Don Juan de Austria y La Caba, que fueron prohibidos posiblemente por su tendencia republicana (Hormigón 1996-2000: IV.702).

La madre de Alfonso Hernández-Catá, Emelina Catá Jardines, era hija del cubano José Dolores Catá, que fue fusilado por conspirar contra España el 24 de mayo de 1874. Unos meses antes, Ildefonso Hernández Lastras visitó a José Dolores Catá en la prisión para pedirle la mano de su hija Emelina y éste se la concedió. El matrimonio se celebró poco tiempo después de la ejecución del padre. Otro de los hijos de José Dolores, Alvaro Catá Jardines, hermano de Emelina, fue un activista revolucionario que tras instaurarse la Republica en Méjico fue representante en la Cámara. En este ambiente, el escritor, en uno de sus primeros cuentos Mandé Quinina,  escribe en relación con la guerra de la independencia contra España describiendo el estallido de la de1895:

toda la familia de mi madre debía simpatizar con la causa separatista y toda quería, y respetaba a mi padre, cuyo sentido liberal de hombre de estudios y viajes era doblemente raro en su posición de patriota y en su profesión de militar

Uva de Aragón, escritora, nieta de Alfonso Hernández Catá, descubrió la placa en la casa de Aldeadávila donde nació Alfonso el 24 de Junio de 1985 y que recuerda los 100 años de su nacimiento. Uva cuenta en el libro Alfonso Hernández-Catá. Un escritor cubano salmantino y universal:

Pero nada pudo compararse a mi viaje a Aldeadávila de la Ribera, el día precisamente que se cumplían los cien años del nacimiento de Hernández-Catá. Allí visité la iglesia donde fue bautizado, la casa en Maderos N.14 (antes Maderos N.10) donde nació y donde desvelé la placa que en su homenaje colocó el ayuntamiento.


También su nieta, en este mismo libro, da cuenta de cómo Alfonso nunca olvidó su procedencia salmantina:

  no olvidó sus raíces salmantinas, pues siempre llevaba en su capa de invierno los típicos botones charros

Bien pudiéramos bautizar este otro rincón, justo frente a la casa donde nació, como el rincón de Hernández-Catá










Matilde murió soltera en Madrid, calle de la Palma 21, de muerte repentina e inesperada el 15 de agosto de 1880. Según  el médico forense murió de un aneurisma de aorta ventral. El 17 de Agosto en La Epoca de Madrid podía leerse esto:

Una noticia triste nos trae un periódico de la mañana, la de la muerte de nuestra querida amiga y asidua colaboradora Matilde Cherner, conocida en la república
de las letras con el pseudónimo de Rafael Luna.
Hace muy pocos días que la ingeniosa escritora estuvo en nuestra redacción para suplicarnos insertáramos en la hoja literaria un artículo que acababa de escribir con el título de Profesión de fe, en el que se ocupaba con gran discreción de la mujer literata, concluyendo que no debía casarse, y que si se casaba debía renunciar a la literatura. En nuestro número de mañana publicaremos este discreto trabajo, quizás el último que salió de la pluma de nuestra colaboradora.
Matilde Cherner defendió su opinión con la pluma y con el ejemplo, Matilde Cherner es autora de gran número de notables artículos, de los cuales la mayor parte han aparecido en nuestra Hoja literaria, y de un precioso estudio social, del que nos ocupamos cuando se publicó, y lleva por título María Magdalena. La autora merece un lugar entre los buenos escritores. Matilde Cherner era pobre y era mujer. ¡Quién es capaz de comprender los esfuerzos que ha necesitado emplear para cultivar las letras! Nadie se acordará mañana de la pobre escritora. Nosotros, que la conocimos en vida y que hemos experimentado un profundo dolor al saber su muerte, hacemos votos por que en el cielo encuentre la felicidad que no halló en la tierra.

Alfonso murió en accidente de avión el 8 de noviembre de 1940 en Río de Janeiro.  Matilde, tía segunda de Alfonso, falleció dos años antes de que éste naciera. Alfonso a diferencia de Matilde no murió pobre. Desde que en 1909 ingresó en la carrera diplomática con destino a El Havre no la dejaría hasta su muerte. Falleció siendo ministro de Cuba en Brasil. Fue cónsul de segunda clase, primero en El Havre (1909) y luego en Birmingham (1911), Cádiz (1913) y Alicante (1914). En 1918 es ascendido a cónsul de primera clase y llega a Madrid para a continuación ser encargado de negocios de la República de Cuba en Lisboa. Regresó a Madrid en 1925 como cónsul y en 1933 es nombrado Embajador de Cuba en España y, posteriormente, en Panamá (1935), Chile (1937) y Brasil (1938).

La obra que dejó Alfonso Hernández Catá es extensa y abarca todos los géneros. De ella destacamos:

  • En Novela, novela corta y cuentos

Cuentos Pasionales. 1ª Edición Madrid 1907. Ed. M. Pérez Villavicencio
Cuentos Pasionales. 2ª Edición Madrid
Novela Erótica. Madrid 1909           
Pelayo González. Alguna de sus ideas. Algunos de sus hechos. Su Muerte. París 1909.
La Juventud de Aurelio Záldivar. Madrid 1911
Cuentos Pasionales. 3ª Edición Madrid. Editorial America
La Juventud de Aurelio Záldivar. 2ª Edición. La Habana 1917
Zoología Pintoresca. 1919.
La Casa de Las Fieras. Madrid 1922. Nupcial y Dos historias de tigre.
Los Frutos Ácidos. Madrid 1915 Incluye La Piel y Los Muertos
Libro de Amor. Madrid 1924. Incluye El drama de la señorita Occidente.
Piedras Preciosas. Madrid 1924. Incluye Los chinos
Cuatro libras de felicidad. 1933
La Muerte Nueva. 1922
El bebedor de lágrimas. 1926
El Ángel de Sodoma. 1928
Manicomio. Madrid 1931. Incluye Los Ojos, Los Muebles
Mitología de Martí. 1929. Incluye El entierro de José Martí, Apólogo de Mary González, Don Cayetano el informal

  • También trabaja la creación escénica. En colaboración con su cuñado Alberto Insúa escriben las comedias: En familia, Nunca es tarde, El amor tardío, Cabecita loca, El bandido. Con Eduardo Marquina: Don Luis Mejía. Sin colaboración alguna: La casa desheredada y La noche clara.

  • En poesía Catá escribió: Escala y Guitarra guajira


(1)   Libro de Bautismos de la Iglesia de San Cristobal de Salamanca
(2)   Referencias Matilde Cherner
a.       Carmen Simón Palmer, Escritoras Españolas del S. XIX. Manual bio-bibliográfico.
b.      Mª de los Angeles Rodríguez Sánchez: Matilde Cherner: una voz femenina y crítica ante la prostitución en la España de 1880, Actas del XIII congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Madrid 1998. Lo referenciado se concluye de la lectura de la primera parte de este acta: Matilde Cherner: Aproximación breve a su vida y a su obra
c.       Consuelo García Flecha en Las primeras universitarias en España 1872-1910. Narcea Ediciones 1996, hace un repaso del pensamiento de Matilde Cherner (que dicho sea de paso no fue a la Universidad) a través de sus escritos en la revista La Ilustración de la mujer y extracta de ello que Chener es una mujer cansada de reclamar una evolución de la sociedad y de los círculos de poder que permita reconocer a la mujer ilustrada una posición social digna e igualitaria.
d.      Pura Fernández: Mujer publica y vida privada del arte eunuco a la novela lupanaria. Támesis 2008
(3)   Transcripción literal del Registro Civil del Ayto. de Aldeadávila que incorpora Luis Mata Martín en su libro: Historia de Aldeadávila de la Ribera. Hijos Ilustres de la Villa.
(4)   Referencias Alfonso Hernández Cata
a.       Uva de Aragón, Alfonso Hernández-Catá. Un escritor cubano, salmantino y Universal. Univ. Pontificia de Salamanca 1996
b.       Salvador Bueno, Itinerario de Alfonso Hernández Catá (1885-1940) UNEAC La Habana.
c.       Antonio Barreras, Memorias de Hernández-Catá, 1953-1954
(5)   Algunas fuentes apuntan que en Madrid contó con la ayuda de sus primos políticos Juan de la Cuesta Cherner y Robustiana Armiño.
(6)   Debe tratarse de Doña Sancha, Doña Urraca nunca estuvo ubicada en la Plaza de Oriente sino en el Retiro.