martes, 25 de diciembre de 2018

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela (1803-1810).

Fue en la primavera de 1803 cuando por mandato expreso del rey, Carlos IV, el ministro de Gracia y Justicia José Antonio Caballero (Aldeadávila, 4 de febrero de 1754 - Salamanca, 23 de febrero de 1821) recibió el encargo de realizar todo lo que fuera necesario  para llevar la vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar: dominios españoles en América e Islas Filipinas (1).



Autógrafo de José Antonio Caballero, Marqués de Caballero

Desde ese mismo instante el ministro tomó las riendas de una gesta, en materia de higiene y salud pública, de dimensiones globales. Como demuestran todos los estudios e investigaciones realizadas hasta la fecha, nuestro paisano dirigió con diligencia el encargo desde el primer instante hasta el último. De su pluma salió la orden del 27 de julio de 1803 para contratar el buque de la expedición; él dictó la orden del 4 de Agosto de 1803(2) con los integrantes del equipo expedicionario donde decide apartar de la dirección al médico de cámara José Felipe Flores, dar el mando a Fco. Javier Balmis e imponerle un subdirector: José Salvany. Desde ese momento Balmis reporta todos sus informes al ministro. El ministro de Gracia y Justicia, en circular del 1 de Septiembre de 1803, informa de la expedición a todos y cada uno de los gobernadores y virreyes de los territorios de ultramar. Aquí se le enviaba, a los virreinatos  y demás territorios, instrucciones del modo de proceder y como se debía recibir a los expedicionarios. El 14 de Octubre de 1803, a propuesta de Balmis, el ministro firma la orden de incorporación de la rectora de la Casa de Expósitos de la Coruña a la expedición. El 4 de Diciembre de 1806 Balmis, ya en Madrid, remite al ministro el informe de cuentas de su regreso de su labor profiláctica (3).

Fco. Javier de Balmis
No obstante los máximos responsables de que todo saliera según lo previsto y de que la expedición fuera uno de los más grandes hitos de la historia en materia de sanidad pública fueron: El científico y médico militar Francisco Javier de Balmis (Alicante, 2 de diciembre de 1753 – Madrid, 12 de febrero de 1819) como Jefe de la Expedición; José Salvany y Lleopart (Cervera, España, hacia 1778 - Cochabamba, Bolivia, 21-7-1810) como subdirector. Ayudantes médicos: Manuel Julián Grajales y Antonio Gutiérrez y Robredo. Practicantes: Francisco Pastor y Balmis (Sobrino del Director) y Rafael Lozano Pérez. Enfermera/os: Basilio Bolaños, Antonio PastorPedro Ortega y Isabel Sendales Gómez


El asunto puede pensarse que es trivial: llevar la vacuna hasta América y administrársela a los habitantes de aquellos territorios para liberarlos de viruela, pero estamos en 1803. Nada podía dejarse a la improvisación, por tanto, el primero de los objetivos era la elección de los criterios de conservación de la vacuna en su óptima naturaleza para la propagación y para poder difundirla; el segundo de los objetivos era instruir a los médicos y personal sanitario de las poblaciones visitadas en la práctica de la vacunación; y por último crear «Juntas de Vacunación» en las capitales y principales ciudades de los Virreinatos, para que se encargasen de asegurar la conservación del fluido vacuno activo con el paso del tiempo.

Para el primero de los objetivos, el transporte en óptimas condiciones del fluido a miles de kilómetros, dado que la vacuna no se conservaba más de doce días in vitro, va a requerir la inoculación en cadena por la técnica de brazo a brazo durante todo lo que dura el trayecto. Se inoculará el virus mediante una pequeña incisión en niños entre 3 y 9 años, quienes desarrollarán pequeños síntomas de la enfermedad pero quedarán inmunizados y protegidos del virus más agresivo. De niño en niño el virus para la vacuna llegó activo a América. Se escogieron a 18 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña. 4 niños más, hasta los 22 que partieron, eran de la Inclusa de Madrid. De los 22 niños, 7 tenían 3 años. Isabel Sendales Gómez, enfermera y rectora de la Casa de Expósitos (Santa Mariña de Parada, Órdenes, La Coruña, 1771 - Puebla de los Ángeles, México) fué la encargada de cuidar de los niños durante la expedición.  Sendales (4) es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional.

Se partió de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 en la corbeta María Pita con los 22 niños a bordo. Nunca antes se había hecho travesía parecida.  Desde La Coruña se viajó a San Juan de Puerto Rico, La Guaira, Puerto Cabello, Caracas, La Habana, Mérida, Veracruz y la Ciudad de México. En la Ciudad de México, el ministro Caballero, después de recibir noticias de Balmis terminó por castigar al virrey de Nueva España, José Iturrigaray, por su indisciplina y desconsideración para con él.

De la mano de Balmis, Salvany y otros de los expedicionarios la vacuna llegó a lugares tan lejanos como a Texas en el norte y a Nueva Granada. En el sur, Grajales y Bolaño  llevaron la vacuna hasta Chiloé, en la actual República de Chile, y en aquella época el territorio más al sur bajo dominio español en el Pacífico.

En septiembre de 1805 Balmis zarpó, en esta ocasión con 26 niños, a bordo del Magallanes del puerto de Acapulco hacia Manila, capital de las Filipinas y en 1806 volvió a España. En su viaje de regreso todavía difundió la vacuna por Macao y Cantón (China) y en la isla de Santa Elena, posesión inglesa del Atlántico sur. 



El 14 de Agosto de 1806 Balmis escribe carta al ministro a su llegada a Lisboa procedente de Macao. El 7 de Septiembre de 1806 Balmis fue recibido por el Rey y el ministro de Gracia y Justicia. La expedición no quedó finalizada con el retorno a España del director de la expedición en 1806. La hazaña se considera acabada con la finalización del resto de expediciones en 1810. La gesta se convertirá a la postre, en palabras del propio descubridor de la vacuna Edward Jenner, en el ejemplo de filantropía más noble y más memorable nunca vista antes y será conocida en el mundo y para los anales de la historia como: La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela  (The Spanish Royal Philanthropic Smallpox Vaccine Expedition).


José Antonio Caballero Vicente Campo Caballero y Herrera, nuestro ministro de Gracia y Justicia, que según chascarrillos de la época, no era “ni gracioso, ni justo, ni caballero”; que primero Godoy se refirió a él en sus memorias en estos términos “fue tan funesto y fatal para la patria como Escoiquiz(5); y que luego Benito Pérez Galdós le dedicó, entre otras, estas lindezas en sus Episodios Nacionales “Hombre nulo, ignorante, sin más habilidad que la de la intriga, era el tipo de leguleyo chismoso, tramoyista que funda su ciencia en conocer, no los principios sino los escondrijos, las tortuosidades y las fórmulas escurridizas del derecho para enredar a su antojo las cosas más sencillas”; nos encontramos frente a ellos como su más firme defensor a Juan Caballero Rodríguez, nuestro paisano, cuando dice: “Contra este ribereño preclaro se ensaña la Historia, porque el indeseable Godoy lo culpa en sus memorias de muchas torpezas debido a su propia nefasta gestión gubernamental.” y cuando se lamenta: “¡ Cuanto tiene que ahondar la crítica en la psicología de los sucesos para esclarecer éstos y otros infundios históricos, propios de escritores ligeros y mal documentados ¡”

Lo cierto es que en los últimos tiempos, juzgada su obra al frente del ministerio con más imparcialidad que Godoy y menos apasionamiento que Galdós, es bastante generalizado por los historiadores actuales poner en valor sus aciertos en muchas de sus actuaciones como ministro, como su reforma universitaria, la reducción de los poderes de la Inquisición o su eficacia en los asuntos por encargo del rey Carlos IV como el de la vacuna de la viruela.  En relación, por ejemplo, a su reforma universitaria de 1807, se ha llegado a escribir: “Su larga gestión fue beneficiosa para la instrucción pública, pues, dentro de los asuntos propios de su Ministerio, le dedicó una atención preferente. Lograría, sobre todo, llevar por fin a buen término la elaboración de un Plan General de reforma de las universidades, consiguiendo así hacer lo que ni los gobernantes de Carlos III lograron llevar a cabo, y que vería la luz precisamente en las postrimerías del reinado, en 1807, circunstancia desgraciada que frustraría, en parte, su eficacia práctica.”(6)





Coincidiendo con las celebraciones del bicentenario de la efeméride, este episodio de nuestra historia empezó a darse a conocer para el gran público, existiendo ya mucha literatura novelada e incluso ha acabado llevandose a televisión:


·        La novelista dominicano-estadounidense Julia Álvarez escribió un relato de ficción sobre la expedición desde la perspectiva del único miembro mujer, la rectora del orfanato, Isabel Sendales Gómez, en Saving the World (2006), ISBN 978-1-56512-510-0.

·        Esta expedición es el tema central de la novela Los héroes olvidados (2011), ISBN 978-8-49918-2162 de Antonio Villanueva Edo

·        El ganador del Premio Planeta, Javier Moro, cuenta en clave novelística la historia de estos niños en su libro A flor de Piel (2015) ISBN 9788432224942.

·        La expedición fue recreada también por la escritora madrileña Almudena de Arteaga en su novela Ángeles Custodios, de 2010. La película de RTVE 22 Ángeles, de Miguel Bardem, de 2016, está basada en esta novela. En ella el actor Pedro Casablanc encarna a Balmis, Octavi Pujades a Salvany, y María Castro a la enfermera Isabel Sendales.


Como epílogo, comentar sobre la enfermedad de la viruela, que en 1979 la OMS suprime la obligatoriedad de la vacuna antivariólica y en 1980 la declaró erradicada en el mundo. Pese a la gran contribución que supuso la Real Expedición, más de 200 años después, esta gesta no es muy conocida ni España ni en el mundo. Tampoco en 1980 cuando la OMS la declaró erradicada hizo ninguna mención a la misma.

REFERENCIAS

(1) Antecedentes. De diversas fuentes. En 1788 la familia real se había visto afectada por la viruela muriendo un hijo de Carlos III y su esposa la infanta portuguesa Maria Ana Victoria. También había fallecido por viruela la hija recién nacida de este matrimonio. En 1798 la hija de Carlos IV, Maria Luisa, contrae la enfermedad, aunque con mejor suerte porque se logra su curación. El inglés Edward Jenner (1749-1823) en 1796 inoculó en el brazo a un niño de 8 años pus procedente de las vesículas de las ubres de las vacas que se habían infectado de la enfermedad “cow-pox”. Era la primera vacunación realizada de forma consciente en la historia. El Dr. Pinel en París realiza la primera vacunación en 1799 utilizando una hila impregnada en el «virus vacunal» que le había sido remitida desde Londres. En 1801 el francés Jacques-Louis Moreau de la Sarthe publicó en París un tratado que recogía todos los conocimientos sobre la vacunación titulado «Traité historique et pratique de la vaccine». Don Francisco Javier Balmis tradujo al español en 1803 la obra sobre la vacuna del francés Moreau de la Sarthe. En 1802 llegan a Madrid noticias de las epidemias que estaban asolando Santa Fe, Bogotá, Lima y Quito. Desde Ultramar se solicita a Carlos IV medidas para frenar los brotes epidémicos.
(2) Referencia obtenida de monografía del CSIF. Archivo General de Indias. Sección: Indiferente General. Leg. 1558-A, f. 2v-2.
(3) Referencia obtenida de monografía del CSIF. Archivo General de Indias. Sección: Indiferente General. Leg. 1558-A. Informe de cuentas que realiza Balmis a su regreso de sulabor profiláctica y envía a José Antonio Caballero. Madrid, 4 de diciembre de 1806.
(4) De la Revista de Sanidad de las Fuerzas Armadas. Vol. 60, nº 2. Monografía: BICENTENARIO DE LA «REAL EXPEDICIÓN FILANTRÓPICA DE LA VACUNA» 1803 a 1806-2003 a 2006. Sus apellidos siguen siendo un enigma: Isabel Zendalla y Gómez, Ysabel Gómez Sandalla, Isabel López Sendales, Isabel López Gandalla, Isabel Sendales y Gómez. En 1971 el ayuntamiento de La Coruña le dedicó la calle “Isabel López Gandalla”
(5) Wikipedia. Juan Escóiquiz Morata. (Ocaña, 14 de julio de 1747-Ronda, 20 de noviembre de 1820) fue un escritor, preceptor y canónigo español. En 1796 fue llamado por Godoy para ocuparse de la formación del futuro Fernándo VII pero desde este cargo dio rienda suelta a su ambición política, enfrentando al futuro rey contra Godoy.
(6) Alfonso Pozo Ruiz. Univ. de Sevilla. https://personal.us.es/alporu/historia/reforma_caballero_1807.htm

sábado, 31 de diciembre de 2016

Anatomía de «Una Boda Arribeña». Aldeadávila 1928

Como ya dimos cuenta en una entrada de blog anterior, en octubre de 1928 llega a Aldeadávila el director de cine salmantino y fotógrafo del ejército del aire don Leopoldo Alonso, acompañado del oficial de fotografía, el cabo, Rafael Sacó del Rey. Como también habíamos contado ya, la visita del cineasta se enmarcaba en el proyecto de la sección cinematográfica de la Aviación Militar titulado “Estampas Españolas”, proyecto dedicado a la realización de documentales cinematográficos para la promoción del patrimonio cultural y artístico español. Don Leopoldo se encontraba en Aldeadávila rodando la parte correspondiente a  Las Arribes dentro del documental dedicado a Salamanca. Puede ver esta parte del documental pinchando aquí.

En la película, la comitiva de boda partía hacia la plaza desde el nº 14 de la calle Maderos, desde la casa que antaño fue posada de Dña. Ana Vicente González, la tía Anita la rondicha. En la pared se puede leer: "Adios Pepa", dando a entender que la novia se llama Josefa.




















De izq. a derecha, Emilia "rondicha", Jesús Vicente "rondiche", 
la tía Aurelia, la novia ¿ Magdalena ? y Julio de la tía Aurelia (novio).  
Se ve el tamboril de Antonio "veneno" en la esquina inferior drcha.









miércoles, 16 de noviembre de 2016

Arribes de Otoño, Camino de la Verde


Serpentea el sendero verde y rojo.
Chumberas, madroños, cornicabras,
enjumbres, robles, quejigos, bogallas.
Olivos y redes; retama y abrojo.
 
A lo vejedo España, al frente Portugal.
Lagrimean las hojas de los almeces,
florecen fósiles en esquistos, a veces.
Almengranas y naranjos en el Rupinal.

 Olivos cacereños, bancales de manzanilla.
«Apañando» aceitunas en Santa Marina,
ya no suena en el cenobio la campanilla.
 
Entre la vida y la muerte no hay espacio ninguno”,
y "El pino de la verde" fenece. ¡ Ya reverdece ¡,
Don Beltran, San Francisco, el Rey, ... Unamuno.
 
 Domingo, 13 de Noviembre de 2016


viernes, 26 de agosto de 2016

Encierros del año 1974 en Aldeadávila.


Corría el año 1974. En aquel entonces presidía el Ayuntamiento don Ceferino Hernández Andrés y en ese preciso año el gobierno municipal decide la construcción de un nuevo ayuntamiento. El edificio actual se había remodelado en 1928, estando de alcalde don Silverio Rodrigo, y después de 46 años el consistorio se veía en la necesidad de construir uno nuevo, más moderno, con más alturas y con dependencias más acordes con los tiempos.
En agosto de 1974 la plaza estaba tomada por las obras y no era posible celebrar allí las tradicionales Fiestas del Toro en honor a San Bartolomé. En aquellos años el ayuntamiento sacaba a concurso la organización de los festejos: encierros y corridas. Los que normalmente presentaban pliego para hacerse con la concesión en esos años venían siendo: La familia Roque, la familia Flores y la familia Gorjón. Ese año los que finalmente se encargaron de "traer los toros", como se decía vulgarmente, fueron estos últimos.

 
Debido a la imposibilidad de utilizar la plaza del pueblo, los camiones desenjaulaban a los erales en la confluencia entre la calle Jerónimo Caballero y La Cilla. El encierro partía entonces de Jerónimo Caballero y se dirigía, calle arriba, hacia el Rollo y Cristóbal Martín Herrera para terminar en el descampado que había entonces donde ahora está el polideportivo. En esos terrenos se había montado una plaza portátil y los toros se encerraban y se lidiaban por la tarde.
 
 
La pasión por los toros, y todo lo que lo rodea, va en los genes de los aldeadavilucos. La fiesta de los toros, parafraseando a don Adrián Martín Notario, “es flaqueza e irresistible inclinación del natural ribereño”. Desde que tengo uso de razón raro es el año que no hay quejas o protestas en las Fiestas del Toro de Aldeadávila en lo referente al arte de Cúchares. Ese año los mozos de Aldeadávila se quejaban de que los toros eran chicos. Es más, atribuían a un complot entre el ayuntamiento y el empresario la extraña suerte de organización de los toros de ese año. Había una corriente convencida que ayuntamiento y Gorjones, con premeditación, habían hecho coincidir las obras del ayuntamiento con las Fiestas del Toro y de esa manera: A río revuelto, …toros pequeños. Visto con la perspectiva del tiempo, parece que el sol del mes de agosto de aquel año calentaba sobremanera la sangre y la cabeza de los mozos. Aunque pareciera  más o menos unánime la percepción de que los astados no daban la talla, había aún un largo trecho hasta llegar a la paranoica teoría del complot.


El momento de máximo frenesí se produjo cuando un grupo de mozos, en la plaza portátil, consiguen inmovilizar uno de los toros, y para demostrar que el astado no era digno de esa plaza lo trasladan a hombros hasta la presidencia.

Por lo demás las fiestas iban transcurriendo  con más o menos normalidad dentro de la anormalidad. Los bailes y celebraciones, que en otras circunstancias se situaban en la plaza y zonas aledañas, ahora se trasladaban al Rollo, por detrás del Santo Cristo, y por el nuevo y curioso recorrido del encierro.



 
 


sábado, 20 de agosto de 2016

Una villa que progresa 1928-1932 (parte 5a. y última). Del rodaje de la película a la llegada del nuevo secretario.


El 14 de julio de 1930, después de 9 años de ejercicio de su profesión en su pueblo natal, el farmacéutico don Manuel Hernández, licenciado en farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela, deja vacante la farmacia del pueblo para hacerse cargo de la de la del Hospital Provincial de la capital salmantina. Don Manuel se había significado en todas las actividades culturales de Aldeadávila como un hombre culto y gran conferenciante. En relación a su actividad profesional había montado en el pueblo un laboratorio  anejo a su farmacia, en el que realizaba los análisis de las fuentes públicas. También era miembro destacado de  la junta de Gobierno del Colegio de Farmacéuticos de Salamanca. Por último ,por afición, tenía clasificada la flora de Aldeadávila y disponía de una gran colección de especies botánicas.

En octubre de 1931 llega a Aldeadávila desde el ayuntamiento de Cacabelos el nuevo secretario, el abogado asturiano, don Fernando Fdez. Suárez Kelly. Don Fernando, que no deja de sorprendernos, traía bajo el brazo una brillante carrera profesional, pese a su juventud: 
“Entre sus compañeros es de sobra conocido, por haber tomado parte activa en varios Congresos municipales, como el de Valencia y el de Madrid, en los que desempeñó el cargo de secretario de sesiones.
Es uno de los que más contribuyeron a la confección definitiva del escalafón del cuerpo secretarial local. Conocida es de todos los profesionales la controversia valiente y lucida que en uno de esos congresos sostuvo con el señor D. Jesús de Gaztañaga, a quien se le consideraba como uno de los más destacados valores del Colegio Central del Secretariado Local. Es hombre de gran cultura, especializado en los estudios de Derecho Administrativo y colaborador asiduo de revistas profesionales, nacionales y extranjeras, como “El Municipio Español”, de Barcelona; “España de Hoy”, de Madrid; “L’Administration Local”, órgano de la “Union Internacionale des Villes et pouvoirs locaux”, y en “Tablettes Documentaires Municipales”, que se publican en Bruselas, y que se consideran como los primeros portavoces del movimiento municipal mundial.
La brillantez de su pluma se revela también en la prensa diaria como lo atestigua el periódico “La Mañana”, de León, donde ha sostenido provechosas campañas de interés local, y cuyos artículos escritos con el pseudónimo de “Secreter”, eran siempre leídos con gran avidez y justificado interés.
Sus méritos personales y su prestigio profesional le llevaron, el año 1923, a las grandes ciudades de Inglaterra, donde aumentó sus conocimientos sobre la nueva ciencia del urbanismo, que procuró después derramar en un jugoso libro que publicó aquel mismo años y que se conserva en la biblioteca del que fue Instituto de Reformas Sociales, hoy Ministerio de Trabajo”

Cristóbal Martín Herrera 29
El 25 de noviembre de 1931 bautizan en la Iglesia de San Salvador la niña Martina Felisa Fernández Pérez.  Tan pronto como el nuevo secretario y su esposa doña Martina Pérez del Palacio, junto con sus pequeños Fernandito y Martinita, se han acomodado en el pueblo y han fijado su residencia en la casa de alquiler de la calle Cristóbal Martín Herrera nº 29 deciden bautizar a la pequeña.  Son los padrinos de bautizo el señor alcalde don Pedro Pereña y su  esposa doña Felisa García.

Para la inauguración de las nuevas escuelas y para la llegada a Aldeadávila del maestro don Aristónico García Blanco (del que recientemente supimos que, su hijo, nacido en Aldeadávila, don José Aristónico García Sánchez es el actual decano de Ilustre Colegio de Notarios de Madrid) aún habría que esperar al año 1936. Pero eso ya son otras historias …
Terminamos, con esta entrada en el blog, el repaso "a los sucesos" que tuvieron lugar en Aldeadávila entre los años 1928 y 1931. Concretamente desde finales de 1928 hasta finales de 1931. Desde cuando nos visitó el "fotógrafo aéreo" don Leopoldo Alonso y su ayudante Rafael Sacó del Rey, para rodar la película producida por la sección cinematográfica del Ejercito del Aire: "Estampas Españolas: Salamanca"; hasta la llegada al pueblo del nuevo secretario D. Fernando Fernández.  
Casi un lustro que, para el corresponsal del Adelanto en Aldeadávila de aquellos años,  mostraba muchas evidencias de que nuestro pueblo progresaba. Aquella interpretación de boda arribeña que se hizo para la película de D. Leopoldo y en la que se volcó todo el pueblo supuso todo un acontecimiento en Aldeadávila y mostraba un periodo de prosperidad y paz. Este documento cinematográfico de apenas 8 minutos en el que aparece medio pueblo y en el que se puede ver la Aldeadávila de 1928 es una pieza única y de gran interés sociológico. Hoy gracias a ella podemos conocer visualmente, entre otras muchas cosas, cómo eran y que aspecto tenían en 1928 las gentes de Aldeadávila y algunas de las localizaciones del pueblo que salen en la película. Lugares como la casa de la novia, que hoy se corresponde con la calle Maderos nº 16, cerca del rincón de Ildefonso Hernández Cata, donde vive hoy la familia de don Bernardo Gómez Martín (el que fuera hasta su jubilación uno de los taxistas de Aldeadávila). Aquella casa, en cuya fachada se escribió para la ocasión un "Adios Pepa", fue la elegida por el director como la casa donde vivía la novia. La orilla del río, la plaza y el Santo Cristo son otras de las localizaciones que se pueden ver en la película.
 
 
 

 

jueves, 4 de agosto de 2016

Una villa que progresa (parte 4a.). Inauguración del abastecimiento de agua y otras obras.


La línea de correo de Lumbrales a Aldeadávila no era el único progreso que se venía pidiendo para nuestro pueblo años atrás. Ya en la visita a Aldeadávila desde Barcelona, en verano de 1921, de nuestro ilustre paisano, el maestro de escuela, don Juan Caballero Rodríguez, se conocían las pretensiones del consistorio por traer el agua corriente y por dotar de nuevas escuelas al pueblo. Así lo dejó escrito don Juan Caballero en la Vanguardia el 17 de Septiembre de 1921, periódico en el que colaboraba. Tituló su columna “Una Villa que progresa”. La inauguración de las nuevas escuelas no llegará hasta la víspera de la Guerra Civil, mediada la década de los años 30. El agua corriente “corrió” mejor suerte y llega al pueblo a finales de 1929 con la inestimable aportación de 6.000 ptas. de la Diputación Provincial sobre un montante total de 35.250 ptas.  El acto de entrega de las 6.000 ptas. no estuvo exento de celebración y banquete. El 29 de Diciembre de 1929 se acercó hasta Aldeadávila a hacer entrega de la donación, y de paso a comer, el señor presidente de la Diputación don Nicolás Rodríquez Aniceto con su séquito, a saber: Los diputados don Miguel G. Lago, don José Galván, don Manuel P. Criado y don Benigno Galache. El arquitecto provincial don Joaquín de Vargas tampoco faltó a la cita por parte de la Diputación. De Vitigudino y previamente invitados llegaron el contratista, de nuevo el señor don Higinio Severino. También desde Vitigudino, que para eso era la capital del distrito, el doctor don Alfredo Medina Corbalán y el secretario de aquel ayuntamiento don Iñigo Villoria. Del clero también hubo representación, se desplazaron hasta Aldeadávila: El sacerdote, doctor en teología, don Ceferino Andrés Calvo, natural de Aldeadávila y en aquel momento canónigo doctoral de la iglesia catedral de Salamanca; don Lorenzo Aniceto; y el dominico fray Ricardo Rodrigo Martín, hermano del alcalde don Silverio Rodrigo. Para agasajar a las autoridades se unieron al banquete la corporación en pleno y todos los funcionarios locales. El farmacéutico don Manuel Hernández, el párroco local don Blas Cuadrado, los coadjutores don Domingo y don Críspulo, los médicos don César García Mesonero y don Jesús Luis Hernández no faltaron a la cita. El sargento de carabineros y el oficial de la Guardia Civil, el juez municipal don José Hernández, y el fiscal don Pedro Pereña tampoco se perdieron el banquete. No sabemos en qué quedaron las 6.000 ptas.
Puente Resbala, en la carretera de Lumbrales a Aldeadávila

Con ser importantes las mejoras de la comunicación con Lumbrales a través de Barrueco por el puente Resbala y la del abastecimiento de agua al pueblo, no fueron las únicas de estos años. Durante 1928 se construyó un nuevo matadero (aún quedarían unos años antes de que se construyera el matadero de San Marcos), éste matadero de 1928, según me cuentan, estuvo arriba en la calle hoy dedicada al padre Trinitario José Hernández Sánchez. En octubre de este mismo año de 1928 se terminaron las obras de mejora de la casa consistorial y también a finales de 1928 se construyó el nuevo Cuartel de la Guardia Civil (tampoco es el cuartel que conocemos ahora, junto a la bodega cooperativa San Bartolomé, éste estaba, si no estoy mal informado, en la casa en la que después vivió el señor Eustasio) cuya obra importó 19.500 pesetas. Todo presidiendo el consistorio don Silverio Rodrigo Martín y siendo secretario del ayuntamiento don Julián Andrés Calvo que daba buena cuenta de los gastos e inversiones. Ya quisiéramos este detalle hoy en día en los gastos de las cuentas públicas de nuestras administraciones. Así el corresponsal del Adelanto el 6 de Julio de 1929 titula su columna “En Aldeadávila de la Ribera. Un pueblo que progresa":

"[…] Quien después de un lustro viera hoy Aldeadávila, confirmaría con creces mi aserto; en efecto, hoy ya disfrutamos de carreteras y buenos caminos vecinales que nos ponen en comunicación con toda la región y permiten dar fácil salida a nuestro importante mercado. Disfrutamos también de dos servicios de automóviles diarios, uno por la vía férrea y otro a la capital, de un rápido servicio de correos, de automóviles de alquiler y existen dos fondas, cafés, amén de otros importantes servicios que las exigencias del día cataloga como precisos en los tiempos que corremos […][…] Y conste que para la realización de éstas y otras obras municipales, no ha habido necesidad de apelar ni a impuestos extraordinarios ni a empréstitos, no; véase y ello es más elocuente que nuestras palabras el siguiente estado demostrativo formulado por esta alcaldía y que ha sido expuesto al público
Los niños y niñas de la escuela en esos años

martes, 26 de julio de 2016

Una villa que progresa (parte 3a.). Llega el correo de Lumbrales a Aldeadávila y la mejora de las carreteras. Don Adrián Martín Notario.


Pasados ya los años de la emigración de los Aldeadavilucos a Argentina entre 1905 y 1915; recuperadas ya las viñas de la filoxera gracias a las repoblaciones con vid americana, con la ayuda del diputado a cortes don Luis Capdevila y de la Diputación Provincial; parece que Aldeadávila, a finales de los años 20 principios de los 30, va asomando la cabeza. No obstante las cosas de palacio iban despacio. El ferrocarril llegaba a Lumbrales a finales del siglo XIX y no es hasta el 16 de octubre de 1928 cuando circula el primer vehículo correo de Lumbrales a Aldeadávila.
Coche correo Lumbrales-Aldeadávila algunos años después
La inauguración de la línea de correo fue todo un acontecimiento según lo manifiesta la prensa de la época. El que fuera alcalde de Barrueco D. Félix González, farmacéutico y corresponsal del Adelanto en “Barrueco-Pardo”, no tardó en dar cuenta de la grata noticia, por fin veía hacer realidad un sueño largamente ambicionado. Barruecopardo junto con Vilvestre y Aldeadávila eran los principales pueblos beneficiados (el correo llegaba también a Vilvestre en esas mismas fechas).

Lejana ya la reparación del puente Resbala en 1915 e inaugurada ahora, en 1928, 13 años después, la línea de correo entre Lumbrales y Aldeadávila, la corporación de este último ayuntamiento, sin pérdida de tiempo, se pone manos a la obra para potenciar y poner en valor esta vía. A nadie le pasaba desapercibida la importancia de este correo que se inauguraba. Parecía que después de tantos años había llegado el momento de poner a Aldeadávila en el mapa de carreteras y bien comunicada con los caminos de hierro. De esta manera Aldeadávila se embarcó en el arreglo y mejora del camino vecinal de Aldeadávila a Barrueco y a la vez conseguir la conexión con Vitigudino al enlazar con la carretera a Mieza. La asociación de todos los pueblos beneficiados de la infraestructura no resultó del todo satisfactorio para los intereses de Aldeadávila puesto que el montante total de la inversión para el arreglo era de más de 45.000 pesetas y finalmente Aldeadávila hubo de hacerse cargo de 33.700, más del 75% de la inversión. Estaba bien empleado. La empresa de D. Higinio Severino, una de las empresas que explotaría la mina de Wolfranio de Barrueco era la empresa adjudicataria de la obra.
Dña. Inés Luna en la inauguración del pilar de la Zarza en 1927
junto con D. Higinio Severino ejecutor de la obra. Don Higinio se llevaba todas la obras
en aquel entonces.
No quiero dejar pasar la ocasión de mencionar a quién sin llegar a ser el artífice de todas estas mejoras comarcales sí fue el que más lucho por ellas. Don Adrián Martín Notario, secretario de ayuntamiento, primero de Masueco, luego de Hinojosa y a partir de 1914 de Vilvestre, su pueblo natal. D. Adrián merece capítulo aparte y un reconocimiento por parte de todos los arribeños, aún hoy 100 años después, y sobre todo hoy 100 años después, porque es un ejemplo a seguir. Desde su corresponsalía de El Salmantino firmaba unas veces como “Un ribereño” y otras simplemente como “Adrián Martín” y siempre con espíritu crítico, denunciando las injusticias, dando cuenta de las necesidades de toda la comarca y pidiendo a las autoridades con vehemencia lo que a su modo de ver creía justo para las arribes. He leído todas sus crónicas en el Salmantino. Desde sus columnas nunca he leído pedir nada para Vilvestre, siempre para la comarca. Nunca he leído en sus crónicas parabienes y alabanzas a políticos, muy típicas en compañeros de su profesión de la época; muy al contrario, les pedía con elegancia y respeto lo que de ellos se esperaba como representantes públicos que eran. Ya desde la riada que en diciembre de 1909 se llevó el puente Resbala venía reivindicando año tras año, primero la reconstrucción del puente y después la mejora de las comunicaciones. Como muestra un botón, el 17 de agosto de 1914, en la portada de El Salmantino se podía leer lo siguiente.