martes, 25 de diciembre de 2018

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela (1803-1810).

Fue en la primavera de 1803 cuando por mandato expreso del rey, Carlos IV, el ministro de Gracia y Justicia José Antonio Caballero (Aldeadávila, 4 de febrero de 1754 - Salamanca, 23 de febrero de 1821) recibió el encargo de realizar todo lo que fuera necesario  para llevar la vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar: dominios españoles en América e Islas Filipinas (1).



Autógrafo de José Antonio Caballero, Marqués de Caballero

Desde ese mismo instante el ministro tomó las riendas de una gesta, en materia de higiene y salud pública, de dimensiones globales. Como demuestran todos los estudios e investigaciones realizadas hasta la fecha, nuestro paisano dirigió con diligencia el encargo desde el primer instante hasta el último. De su pluma salió la orden del 27 de julio de 1803 para contratar el buque de la expedición; él dictó la orden del 4 de Agosto de 1803(2) con los integrantes del equipo expedicionario donde decide apartar de la dirección al médico de cámara José Felipe Flores, dar el mando a Fco. Javier Balmis e imponerle un subdirector: José Salvany. Desde ese momento Balmis reporta todos sus informes al ministro. El ministro de Gracia y Justicia, en circular del 1 de Septiembre de 1803, informa de la expedición a todos y cada uno de los gobernadores y virreyes de los territorios de ultramar. Aquí se le enviaba, a los virreinatos  y demás territorios, instrucciones del modo de proceder y como se debía recibir a los expedicionarios. El 14 de Octubre de 1803, a propuesta de Balmis, el ministro firma la orden de incorporación de la rectora de la Casa de Expósitos de la Coruña a la expedición. El 4 de Diciembre de 1806 Balmis, ya en Madrid, remite al ministro el informe de cuentas de su regreso de su labor profiláctica (3).

Fco. Javier de Balmis
No obstante los máximos responsables de que todo saliera según lo previsto y de que la expedición fuera uno de los más grandes hitos de la historia en materia de sanidad pública fueron: El científico y médico militar Francisco Javier de Balmis (Alicante, 2 de diciembre de 1753 – Madrid, 12 de febrero de 1819) como Jefe de la Expedición; José Salvany y Lleopart (Cervera, España, hacia 1778 - Cochabamba, Bolivia, 21-7-1810) como subdirector. Ayudantes médicos: Manuel Julián Grajales y Antonio Gutiérrez y Robredo. Practicantes: Francisco Pastor y Balmis (Sobrino del Director) y Rafael Lozano Pérez. Enfermera/os: Basilio Bolaños, Antonio PastorPedro Ortega y Isabel Sendales Gómez


El asunto puede pensarse que es trivial: llevar la vacuna hasta América y administrársela a los habitantes de aquellos territorios para liberarlos de viruela, pero estamos en 1803. Nada podía dejarse a la improvisación, por tanto, el primero de los objetivos era la elección de los criterios de conservación de la vacuna en su óptima naturaleza para la propagación y para poder difundirla; el segundo de los objetivos era instruir a los médicos y personal sanitario de las poblaciones visitadas en la práctica de la vacunación; y por último crear «Juntas de Vacunación» en las capitales y principales ciudades de los Virreinatos, para que se encargasen de asegurar la conservación del fluido vacuno activo con el paso del tiempo.

Para el primero de los objetivos, el transporte en óptimas condiciones del fluido a miles de kilómetros, dado que la vacuna no se conservaba más de doce días in vitro, va a requerir la inoculación en cadena por la técnica de brazo a brazo durante todo lo que dura el trayecto. Se inoculará el virus mediante una pequeña incisión en niños entre 3 y 9 años, quienes desarrollarán pequeños síntomas de la enfermedad pero quedarán inmunizados y protegidos del virus más agresivo. De niño en niño el virus para la vacuna llegó activo a América. Se escogieron a 18 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña. 4 niños más, hasta los 22 que partieron, eran de la Inclusa de Madrid. De los 22 niños, 7 tenían 3 años. Isabel Sendales Gómez, enfermera y rectora de la Casa de Expósitos (Santa Mariña de Parada, Órdenes, La Coruña, 1771 - Puebla de los Ángeles, México) fué la encargada de cuidar de los niños durante la expedición.  Sendales (4) es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional.

Se partió de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 en la corbeta María Pita con los 22 niños a bordo. Nunca antes se había hecho travesía parecida.  Desde La Coruña se viajó a San Juan de Puerto Rico, La Guaira, Puerto Cabello, Caracas, La Habana, Mérida, Veracruz y la Ciudad de México. En la Ciudad de México, el ministro Caballero, después de recibir noticias de Balmis terminó por castigar al virrey de Nueva España, José Iturrigaray, por su indisciplina y desconsideración para con él.

De la mano de Balmis, Salvany y otros de los expedicionarios la vacuna llegó a lugares tan lejanos como a Texas en el norte y a Nueva Granada. En el sur, Grajales y Bolaño  llevaron la vacuna hasta Chiloé, en la actual República de Chile, y en aquella época el territorio más al sur bajo dominio español en el Pacífico.

En septiembre de 1805 Balmis zarpó, en esta ocasión con 26 niños, a bordo del Magallanes del puerto de Acapulco hacia Manila, capital de las Filipinas y en 1806 volvió a España. En su viaje de regreso todavía difundió la vacuna por Macao y Cantón (China) y en la isla de Santa Elena, posesión inglesa del Atlántico sur. 



El 14 de Agosto de 1806 Balmis escribe carta al ministro a su llegada a Lisboa procedente de Macao. El 7 de Septiembre de 1806 Balmis fue recibido por el Rey y el ministro de Gracia y Justicia. La expedición no quedó finalizada con el retorno a España del director de la expedición en 1806. La hazaña se considera acabada con la finalización del resto de expediciones en 1810. La gesta se convertirá a la postre, en palabras del propio descubridor de la vacuna Edward Jenner, en el ejemplo de filantropía más noble y más memorable nunca vista antes y será conocida en el mundo y para los anales de la historia como: La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela  (The Spanish Royal Philanthropic Smallpox Vaccine Expedition).


José Antonio Caballero Vicente Campo Caballero y Herrera, nuestro ministro de Gracia y Justicia, que según chascarrillos de la época, no era “ni gracioso, ni justo, ni caballero”; que primero Godoy se refirió a él en sus memorias en estos términos “fue tan funesto y fatal para la patria como Escoiquiz(5); y que luego Benito Pérez Galdós le dedicó, entre otras, estas lindezas en sus Episodios Nacionales “Hombre nulo, ignorante, sin más habilidad que la de la intriga, era el tipo de leguleyo chismoso, tramoyista que funda su ciencia en conocer, no los principios sino los escondrijos, las tortuosidades y las fórmulas escurridizas del derecho para enredar a su antojo las cosas más sencillas”; nos encontramos frente a ellos como su más firme defensor a Juan Caballero Rodríguez, nuestro paisano, cuando dice: “Contra este ribereño preclaro se ensaña la Historia, porque el indeseable Godoy lo culpa en sus memorias de muchas torpezas debido a su propia nefasta gestión gubernamental.” y cuando se lamenta: “¡ Cuanto tiene que ahondar la crítica en la psicología de los sucesos para esclarecer éstos y otros infundios históricos, propios de escritores ligeros y mal documentados ¡”

Lo cierto es que en los últimos tiempos, juzgada su obra al frente del ministerio con más imparcialidad que Godoy y menos apasionamiento que Galdós, es bastante generalizado por los historiadores actuales poner en valor sus aciertos en muchas de sus actuaciones como ministro, como su reforma universitaria, la reducción de los poderes de la Inquisición o su eficacia en los asuntos por encargo del rey Carlos IV como el de la vacuna de la viruela.  En relación, por ejemplo, a su reforma universitaria de 1807, se ha llegado a escribir: “Su larga gestión fue beneficiosa para la instrucción pública, pues, dentro de los asuntos propios de su Ministerio, le dedicó una atención preferente. Lograría, sobre todo, llevar por fin a buen término la elaboración de un Plan General de reforma de las universidades, consiguiendo así hacer lo que ni los gobernantes de Carlos III lograron llevar a cabo, y que vería la luz precisamente en las postrimerías del reinado, en 1807, circunstancia desgraciada que frustraría, en parte, su eficacia práctica.”(6)





Coincidiendo con las celebraciones del bicentenario de la efeméride, este episodio de nuestra historia empezó a darse a conocer para el gran público, existiendo ya mucha literatura novelada e incluso ha acabado llevandose a televisión:


·        La novelista dominicano-estadounidense Julia Álvarez escribió un relato de ficción sobre la expedición desde la perspectiva del único miembro mujer, la rectora del orfanato, Isabel Sendales Gómez, en Saving the World (2006), ISBN 978-1-56512-510-0.

·        Esta expedición es el tema central de la novela Los héroes olvidados (2011), ISBN 978-8-49918-2162 de Antonio Villanueva Edo

·        El ganador del Premio Planeta, Javier Moro, cuenta en clave novelística la historia de estos niños en su libro A flor de Piel (2015) ISBN 9788432224942.

·        La expedición fue recreada también por la escritora madrileña Almudena de Arteaga en su novela Ángeles Custodios, de 2010. La película de RTVE 22 Ángeles, de Miguel Bardem, de 2016, está basada en esta novela. En ella el actor Pedro Casablanc encarna a Balmis, Octavi Pujades a Salvany, y María Castro a la enfermera Isabel Sendales.


Como epílogo, comentar sobre la enfermedad de la viruela, que en 1979 la OMS suprime la obligatoriedad de la vacuna antivariólica y en 1980 la declaró erradicada en el mundo. Pese a la gran contribución que supuso la Real Expedición, más de 200 años después, esta gesta no es muy conocida ni España ni en el mundo. Tampoco en 1980 cuando la OMS la declaró erradicada hizo ninguna mención a la misma.

REFERENCIAS

(1) Antecedentes. De diversas fuentes. En 1788 la familia real se había visto afectada por la viruela muriendo un hijo de Carlos III y su esposa la infanta portuguesa Maria Ana Victoria. También había fallecido por viruela la hija recién nacida de este matrimonio. En 1798 la hija de Carlos IV, Maria Luisa, contrae la enfermedad, aunque con mejor suerte porque se logra su curación. El inglés Edward Jenner (1749-1823) en 1796 inoculó en el brazo a un niño de 8 años pus procedente de las vesículas de las ubres de las vacas que se habían infectado de la enfermedad “cow-pox”. Era la primera vacunación realizada de forma consciente en la historia. El Dr. Pinel en París realiza la primera vacunación en 1799 utilizando una hila impregnada en el «virus vacunal» que le había sido remitida desde Londres. En 1801 el francés Jacques-Louis Moreau de la Sarthe publicó en París un tratado que recogía todos los conocimientos sobre la vacunación titulado «Traité historique et pratique de la vaccine». Don Francisco Javier Balmis tradujo al español en 1803 la obra sobre la vacuna del francés Moreau de la Sarthe. En 1802 llegan a Madrid noticias de las epidemias que estaban asolando Santa Fe, Bogotá, Lima y Quito. Desde Ultramar se solicita a Carlos IV medidas para frenar los brotes epidémicos.
(2) Referencia obtenida de monografía del CSIF. Archivo General de Indias. Sección: Indiferente General. Leg. 1558-A, f. 2v-2.
(3) Referencia obtenida de monografía del CSIF. Archivo General de Indias. Sección: Indiferente General. Leg. 1558-A. Informe de cuentas que realiza Balmis a su regreso de sulabor profiláctica y envía a José Antonio Caballero. Madrid, 4 de diciembre de 1806.
(4) De la Revista de Sanidad de las Fuerzas Armadas. Vol. 60, nº 2. Monografía: BICENTENARIO DE LA «REAL EXPEDICIÓN FILANTRÓPICA DE LA VACUNA» 1803 a 1806-2003 a 2006. Sus apellidos siguen siendo un enigma: Isabel Zendalla y Gómez, Ysabel Gómez Sandalla, Isabel López Sendales, Isabel López Gandalla, Isabel Sendales y Gómez. En 1971 el ayuntamiento de La Coruña le dedicó la calle “Isabel López Gandalla”
(5) Wikipedia. Juan Escóiquiz Morata. (Ocaña, 14 de julio de 1747-Ronda, 20 de noviembre de 1820) fue un escritor, preceptor y canónigo español. En 1796 fue llamado por Godoy para ocuparse de la formación del futuro Fernándo VII pero desde este cargo dio rienda suelta a su ambición política, enfrentando al futuro rey contra Godoy.
(6) Alfonso Pozo Ruiz. Univ. de Sevilla. https://personal.us.es/alporu/historia/reforma_caballero_1807.htm